lunes, 17 de abril de 2017

Vacaciones de Semana Santa

Qué bien se está de vacaciones y qué dura es la vuelta.

Al menos para mí, porque en otras ocasiones que he hecho una oda al periodo vacacional, siempre ha habido algún comentario expresando su gusto por la rutina, el descentre de las vacaciones fuera de casa, el poco gusto a viajar, etc. Inma lo explicaba muy bien y yo entendía lo que quería transmitir, pero no coincido en su forma de vivirlo.

En mi casa seguimos una rutina bastante rígida durante el periodo escolar, ya que para sobrevivir el día a día con trabajos y colegios, creo que es la mejor opción. Pero disfruto mucho rompiéndola en vacaciones.

Cambiar de lugar me ayuda a relativizar todo, a quitar importancia a las pequeñas miserias cotidianas, a abrir más los ojos y disfrutar de lo que tengo delante.

Esta semana santa la empecé muy estresada. Estamos con cambios en el trabajo que me tienen con mucha tensión. Sin embargo en cuanto puse 500 km de distancia los "problemas" se diluyeron. Lo veo todo con más claridad, sin ofuscarme con las ramas que no me dejan ver el camino.
Hemos estado una semana en la costa catalana, donde La Mayor tenía un torneo de baloncesto. Estábamos separados, porque ella ha estado en un hotel con su equipo y entrenador, pero la hemos visto todos los días en los partidos. Nosotros cuatro hemos estado alternando ratos de playa, paseos, terraceo y partidos de basket. A nuestro ritmo, sin horarios para levantarse, sin prisas para desayunar, haciendo lo que más nos apetecía en cada momento. Para mí eso vale oro. Y si el colchón no es tan cómodo, la almohada no es la mía, o no hice bien la maleta, me da igual, merece la pena por todo lo bueno.

Hemos comido de terracitas al aire y viendo el mar. He pasado mil horas achuchando a la peque, riéndome con el mediano y animando en los partidos a la mayor.

A la vuelta paramos a hacer noche en Zaragoza por partir el viaje de vuelta y hacer un poco de turismo. Me gustó mucho la ciudad y me sorprendieron muy gratamente sus procesiones. Yo he pasado casi todas mis semana santas hasta que me casé en Málaga, por lo que es ése el tipo de procesiones que conozco. Las de Zaragoza no tienen nada que ver, ya sabía que son más sobrias que las andaluzas, pero lo que me ha encantado es la tamborada que acompaña a los pasos. Muy emocionante.
 
Hoy vuelvo a la rutina laboral con mucha pena, porque incluso en mi caso, que tengo un horario envidiable, considero que son demasiadas horas delante de un ordenador, sin poder estar con mis hijos todo lo que me gustaría, sin ser dueña de mi tiempo…
 

jueves, 6 de abril de 2017

House of Cards (mi opinión)

Estamos viendo la primera temporada de House of Cards. Una serie de la que había leído muy buenas críticas y me habían recomendado, especialmente mi hermano y un compañero del trabajo.



Un resumen objetivo del argumento que podríais encontrar en internet sería algo así: es la historia de un demócrata congresista y coordinador de la mayoría de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. La serie trata principalmente temas de manipulación y el poder.

Y aquí va mi opinión: la serie va de dos malos muy malos, interpretados magistralmente por Kevin Spacey y Robin Wright, estupendos en sus papeles de lobos con piel de cordero. Casi más impactante el papel de ella. Actriz mítica por su papel en la Princesa prometida:


Hasta ahora siempre la había visto en papeles de mujer sosita, pavisosa, muy mona ella con su melena rubia.

En House of Cards es mala como un demonio. Acaba resultando hasta desagradable físicamente, a pesar de su tipazo, sus trajes impecables y un maravilloso corte de pelo:


La serie empieza potente. Está bien actuada, hecha con calidad, y como decía, empieza bien. Pero se desinfla rápido.

En mi opinión es una serie sobrevalorada. No me matéis, peor valoración hace mi madre que dice que solo le ha gustado el cuarto de baño de la casa del matrimonio y que claro, tragarse una serie entera por ver un baño, por muy precioso que sea, como que no.

Para mi, poco más a parte de ver a los malos sin escrúpulos en busca de más poder, y manipulando a todo el que caiga en sus manos.

Los temas de poder atraen mucho, y creo que ahí es donde la peli ha encontrado un filón.
Pero en mi opinión la trama de cada capítulo está poco trabajada, los temas políticos se tratan de forma muy superficial, sin profundizar en los conflictos.

Para los interesados en esta temática, la serie que tiene pintaza es la danesa Borgen. Yo vi un par de capítulos pero no pude seguir porque no se lee bien el DVD que me dejaron, pero deseando estoy retomarla.

¿Las conocéis? ¿coincidís con mi valoración?

martes, 4 de abril de 2017

Sobre mis hijos: últimas anécdotas


El Niño, la Mayor y la reunión de empollonas que se disuelve ante sospecha de examen


El fin de semana pasado, se fue la niña mayor feliz como una perdiz al cumpleaños de una amiga. De su ajetreada vida social mejor no hablamos, que da para una entrada entera.
El cumpleaños consistía en ir al Burger y a casa de la amiga a ver una peli. Hubo la típica mini negociación para fijar la hora de vuelta, que terminó siendo las ocho de la tarde.

A eso de las seis de la tarde, estábamos por ahí con los del siete (que es como llamamos en casa al mediano y a la pequeña, por eso de que los dos nacieron un siete de diciembre). De pronto suena el móvil:

  • Mamá, soy Lu, ¿dónde estáis?, yo ya estoy en casa.
  • Nosotros por ahí, ¿y cómo tú en casa? (pregunto sorprendida, porque yo pensaba que un adolescente no le regala dos horas a los padres ni de coña, antes se queda comiendo pipas en el portal que subir antes de la hora).
  • Pues nada, que han empezado a decir que a lo mejor mañana hay examen sorpresa de lengua, y hemos decidido irnos a estudiar.


    • ¡Ojo!: "A LO MEJOR". Y disuelven una fiesta de cumpleaños. Ya hay que ser empollonas para que ante la mera sospecha de un examen, disuelvan la reunión.
       
    El niño no daba crédito. Le tuve que explicar varias veces y vocalizando a cámara lenta, el por qué de que su hermana estuviera ya en casa. Y por si acaso me quedaban dudas de su actitud y la de sus mejores amigos hacia el estudio, me dice el tío empeñado siempre en ponerme los pies en la tierra:
  • Pues mamá, que sepas que yo eso no lo haré nunca.

  • Ya. Puedo imaginarme la escena, en el remotísimo caso de que alguno tuviera sospechas de examen, que ya es remoto el caso, porque es teniendo examen seguro y no se enteran. Pero en ese hipotético caso, supongo que todos harían como si no hubieran oído al NostraDamus de turno. En un momento dado, si el niño en cuestión se ponía pesado con lo del examen, le echarían de la casa y seguirían como si no hubiera pasado nada, borrando totalmente de sus mentes el recuerdo de lo ocurrido. Ellos son así, para premio extraordinario fin de curso, no van.

     
    La pequeña 


    Os lo voy a decir sin rodeos: la pequeña de la casa me ha salido trolera.

    "Es pronto" - me diréis – "Igual es que lo sueña". No amigos, miente, sin más. Ella tiene una vida muy tranquila y sosegada, así que se inventa historias que la hagan más divertida.

    Por ejemplo, la niña pasa la mañana en casa, se levanta hacia las nueve y media de la mañana, desayuna, a las once va al parque, donde suele haber un par de niños, no más, porque hoy en día con dos añitos la mayoría están escolarizados, come a la una y a las dos ya se está echando la siesta. 


    Con esto os quiero poner en situación, para que entendáis que la cría lleva una vida tranquila y apacible, y cuando yo llego a las tres y media de la tarde, la mujer no tiene nada interesante que contar, porque sinceramente: no ha pasado nada digno de mención. Entonces es cuando ella inventa. Y ante mi inocente: ¿qué tal?, me cuenta una sarta de batallas del pelo de que un gato enorme entró por la puerta y se la sentó encima, haciéndole una pupa invisible en la rodilla. Además comió con Mickey Mouse, al que por cierto no le gustaron nada las lentejas que les había dejado preparadas. Y para rematar, cuando tendía la ropa con M. una paloma entró volando en la casa. Todo eso en un día normalito. Y relatado con muchos aspavientos, gesticulaciones y hasta grititos en los momentos más álgidos de la historia contada con su lengua de trapo.

    Con dos años y cuatro meses ya estamos con esas batallitas. 

    La que me espera, amigos.