jueves, 25 de septiembre de 2014

50 cosas

Llevo tiempo leyendo entradas en las que se cuentan 50 cosas de uno mismo. Hoy me he animado a escribir las mías, casi no lo consigo, pero al final han salido.


  1. Tengo dos hijos y estoy embarazada.
  2. Nací el 31 de julio del 73.
  3. Trabajo por necesidad, por gusto nunca trabajaría, se me ocurren miles de cosas que hacer más interesantes y gratificantes.
  4. Fui muy buena estudiante.
  5. Soy licenciada en ciencias económicas.
  6. Hace cinco años hice un máster en finanzas porque me lo propuso ( y pagó) la empresa. Fue sacrificado, pero me gustó hacerlo.
  7. Conservo buenos amigos de casi cada etapa importante de mi vida.
  8. No me gusta trabajar en equipo. Hace años, cuando era inexperta sobre lo que realmente significa trabajar en equipo me gustaba. Ahora prefiero ser lo más autónoma posible en lo que hago.
  9. Me encanta ir al cine. No me parece ni remotamente lo mismo ver la película en casa.
  10. Disfruto más cuando veo las películas en versión original pero siempre me da mucha pereza decidirme a verlas sin traducir. Luego me alegro.
  11. De niña y jovencilla hice mucho deporte: baloncesto, karate, natación… Pero al terminar la carrera lo dejé, perdí el hábito, y ahora no tengo ninguna gana. Alucino con la cantidad de triatletas y corredores de mi quinta que hay ahora.
  12. Me encanta viajar.
  13. Un planazo para mi es salir a cenar con mi marido y a ver los Miserables, o un musical de ese nivel.
  14. Llevo con mi marido 20 años, primero 8 años de novios y luego 12 casados.
  15. Vivo en el centro de Madrid. Ya que tengo que vivir en la capital, prefiero hacerlo en el centro y tener la comodidad del transporte, colegio/trabajo cerca, tiendas, etc.
  16. Me gustaría vivir en un sitio con mar.
  17. Me gusta el verano por lo que implica: vacaciones, días más largos, menos trabajo en la oficina, piscina, terrazas… Pero no me gusta el calor excesivo.
  18. Me gustan mucho los colores del otoño, pero no me gusta por lo que implica de: días más cortos, llegada del invierno, más encierro...
  19. No me da vergüenza hablar en público.
  20. De pequeña siempre me elegían para la obra de teatro. 
  21. En mi trabajo siempre he tenido que hacer presentaciones y dar cursos.
  22. Me gustaría haber sido profesora, pero me di cuenta de ello demasiado tarde. Tengo un buen trabajo, al que es difícil renunciar.
  23. Hice el Máster en Educación Secundaria (antes CAP) en 2011-2012, por tener abierta esa posibilidad. Pero no parece que vaya a utilizarlo, al menos próximamente.
  24. No soy especialmente extrovertida, tampoco tímida. Si tengo algo que decir, no me da vergüenza hacerlo, pero con personas que no conozco no suelo sentir la necesidad de hablar. No me gusta hablar por hablar.
  25. A pesar de ser sociable, me gusta estar sola. Más bien, es algo que necesito de vez en cuando. 
  26. Disfruto leyendo.
  27. No me gusta cocinar pero me gusta mucho comer bien.
  28. No me gusta limpiar, pero necesito tener la casa limpia y ordenada.
  29. Me estoy dando cuenta con este post que no hay mucho que decir sobre mí misma
  30. Hace algo más de dos años que tengo blog. Pero bastante antes ya era lectora de blogs y dejaba comentarios.
  31. A pesar de mi pelo moreno, para los dermatólogos soy pelirroja, por mi tipo de piel muy blanca con pecas.
  32. Estudié piano muchos años, pero ya casi nunca toco.
  33. Me gustaría tener más tiempo, así, en general.
  34. Cada vez soy más maniática para dormir. Necesito tener un vaso de agua en la mesilla, persianas bien bajadas, y mucho mejor, si duermo sola.
  35. Odio profundamente madrugar, y eso que madrugo diariamente porque entro a trabajar a las 8, pero mi cuerpo no se ha acostumbrado, ni creo que nunca lo haga. Soy ave nocturna.
  36. Me encanta Mafalda.
  37. Soy muy fan de Bruce Springsteen. Sus conciertos son la leche.
  38. Nunca he ido al psicólogo y siento cierta curiosidad.
  39. Suelo fijarme en las manos y en los zapatos. 
  40. Lo más importante que he hecho en mi vida ha sido tener a mis hijos. Las cosas importantes que he hecho a nivel laboral, años después, me he dado cuenta de que no eran tan importantes. 
  41. Fui una niña muy precoz, aprendía muy rápido y entendía cosas que no eran propias de mi edad. Recuerdo perfectamente ser consciente de que para mí las cosas eran más fáciles que para los niños de mi edad. Hacia los 11 años me paré y me volví mucho más normal.
  42. Antes tenía más confianza en mí misma, ahora cada vez soy más consciente de mis limitaciones. ¿No se supone que debería de ser al revés, que se gana seguridad con la edad?. No es que sea insegura, pero sí menos segura de lo que era.
  43. Odio los perfumes intensos.
  44. No me maquillo a diario.
  45. Nueve meses de embarazo se me hacen demasiado largos.
  46. Soy impaciente.
  47. Siempre me dicen que soy muy práctica.
  48. Me gusta la cerveza y el buen vino tinto. El resto de bebidas con alcohol no me gustan.
  49. Llevo trabajando 17 años, de los cuales, los últimos 12 son en mi trabajo actual. 
  50. Tomo café cada mañana con los mismos compañeros/amigos desde hace 12 años.


jueves, 18 de septiembre de 2014

Sobre mis hijos – conversaciones

El otro día durante la cena se produjo una de esas conversaciones con el niño, que ahora recordándola, me da la risa tonta. Fue algo así:
- Hoy en el patio el hermano pequeño de JS no nos dejaba en paz el muy pesado, y no podíamos hablar de nuestras cosas.
- ¿Y cuáles son vuestras cosas?
- El ébola – muy serio, casi impasible diría yo, sentenciando: EL EBOLA. Casi ná -
- ¿¿ EL EBOLA?? – esta soy yo ojiplática- pero ¿qué habláis vosotros sobre el ébola?
- Bah, pues nada especial, meternos miedo pensando que llegue a España, que no tenga cura… lo normal.
(Normalísimo, ya te digo)
También hablamos sobre qué vamos a ser de mayores. JS va a ser maquinista de tren y el heredero de la casa de su abuelo. 
(Igual eso lo tiene que comentar con el abuelo antes, que no sé yo si el buen señor estará al tanto de los planes del nieto).

Para haberles visto en vivo y en directo, porque seguro que hay más detalles que el niño no cuenta por pensar que es excesivamente “normal”. Dos chavales de 9 años, caminando por el patio del cole, porque ese día su amigo está lesionado y no puede jugar al futbol, y hablando de “sus cosas”.

Al poco la niña comentó algo de la canción del aserejé y le contesta el hermano:
- Con esta canción tuve yo envidia por primera vez de otro niño.
Obviamente esa afirmación no se podía quedar así en el aire sin más, tanto padre, como hermana, como una servidora, le freímos  a preguntas para tener más datos de ese primer momento de envidia, pero pasó de nosotros, nos contestó que no lo iba a contar, que esto era como los puntos suspensivos en los libros que te dejan con la intriga.

Sobre la niña contaros que este verano se le ha manifestado una alergia al marisco. Parece ser que ella ya había sentido molestias alguna vez, pero no nos había dicho nada (sin comentarios sobre la absurda discreción de la niña con sus dolencias).
En vacaciones, tras un arroz caldoso de chuparse los dedos, la pobre se puso bastante mal, con picores de garganta, enrojecimiento de barbilla, dolor de tripa. Y días después lo mismo con unas gambas.
Así que la he llevado a hacer las pruebas y ha quedado claramente diagnosticada como alérgica a los artrópodos marinos. Avisé en el colegio, aunque pensé que allí tendría poco impacto porque no me imagino yo un comedor escolar dándole al centollo y a la langosta. Para mi sorpresa resulta que hay muchos guisos que hacen con caldo de marisco. Así que la han llevado a la mesa de los alérgicos. La pregunté qué tal en su nueva ubicación del comedor y me dice: “Muy bien, ya me he hecho amiga del alérgico a los frutos secos y de la intolerante a la lactosa”. Estos son como las mises, que pierden el nombre y se denominan por la alergia.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Mis lecturas de verano

Lo de catalogar como lecturas de verano, puede parecer un poco absurdo. Leer es leer, sea el momento del año que sea. Sin embargo, una vez superado el prejuicio inicial hacia el etiquetado, he de reconocer que sí tengo un tipo de lectura que inconscientemente elijo para el verano. Leo mucho en la piscina y en la playa, y para ese entorno me apetece lectura ligerita, con especial querencia hacia la novela negra.

Este verano mi lista de lecturas ha quedado así:

No despiertes al diablo”, John Verdon. Ya había leído los dos primeros de la saga del inspector retirado David Gurney, que siempre acaba enredado en casos misteriosos. Más de lo mismo, entretenido y muy compatible con un chapuzón de vez en cuando, o levantar la mirada para comprobar que mis criaturas no se han ahogado.

Hush Hush”, Becca Fitzpatrick. Escribió sobre el libro Ro, mi profe preferida y fuente de recomendaciones de literatura juvenil. En este caso el libro fue un poco juvenil de más para mí. Ya os he contado alguna vez que me encanta intercalar lecturas pensadas para el público más joven, por la frescura que en muchas ocasiones desprenden. Debo tener corazón adolescente a pesar de los años. El libro es entretenido pero seguramente mucho más disfrutable para una chica de unos 15 años.

Los vigilantes del faro” y “La mirada de los ángeles”, Camilla Läckberg, Son los dos últimos libros de la escritora. Todos sus libros me los he leído en verano, así que volviendo a lo que decía en el primer párrafo, para mi esta escritora es claramente de lecturas estivales. En los que leí el verano pasado había llegado a casi cogerle manía a la protagonista, lo conté por aquí. Sin embargo, con estos últimos me he reconciliado con ella. Los dos libros me resultaron entretenidos, en su línea de historias farragosas, con idas al pasado y vueltas al presente, que va contando por partes y consigue dejarte siempre con ganas de saber más. Además, cuando termino estos libros me entran muchas ganas de ir un verano a Suecia, el pueblecito donde se desarrolla la acción, Fjällbacka, que es además donde vive la escritora y tiene pinta de ser maravilloso.


Asesinos sin rostro”, Henning Mankell. Por seguir con la novela negra sueca, pero se me hizo bola y lo dejé. Mankell está muy bien considerado en su género, pero a mí no consigue engancharme.

Si decido quedarme”, Gayle Foreman. Otra recomendación de Ro. En este caso, me encantó el libro. Es cortito, se lee casi del tirón, precioso. Tiene justo lo que me gusta cuando doy con un libro juvenil bonito.

La verdad sobre el caso Harry Quebert”, Joël Dicker. Este libro fue un bombazo cuando se publicó en septiembre de 2012. En español se editó al año siguiente, y yo estaba pendiente de leerlo desde entonces. Ha tenido muy buena acogida por la crítica, pero yo como siempre a mi bola, tengo mis matices que aportar. Se trata una novela de suspense a cerca del asesinato de una joven, la narración viaja en tres momentos del tiempo distintos y continuamente se barajan diferentes posibilidades y versiones de lo acontecido. Aun reconociendo que el libro tiene algo, y que el final es bueno, me han sobrado muchos capítulos. La misma escena la tenemos en lo que escribe el escritor, lo que se supone que pasó, lo que le cuenta el profesor… Ya no estoy para tanta floritura, para mi tiene mucha paja, un poquito más de ir al grano amigo Joël. Algo que en el libro es meramente anecdótico y supone un 1% de la historia, es precisamente lo que más me ha gustado, y son las conversaciones del protagonista con su madre. Buenísimas. Toda una caricatura de la histeria y absurdez en las que puede caer (y cae) una madre.

Y ahora voy a empezar "22/11/63" de Stephen King, que me pide el cuerpo ficción en estado puro. Ya os contaré.

martes, 9 de septiembre de 2014

La amistad

Me ha pasado este bonito premio Inmagina. Se lo agradezco, porque además, me da un motivo para escribir, que estoy muy vaga.



He tenido mucha suerte con la amistad. En todas las etapas de mi vida recuerdo haber tenido amigos, y he conservado la relación con algunos de ellos. Otros se van perdiendo en el camino, es natural, cuando las circunstancias te separan, es complicado mantener una relación que necesita de mucho cuidado para que se mantenga.

De niña era mucho más sociable que ahora, realmente necesitaba tener amigos, eran una fuente de inspiración, una forma de divertirme, casi una necesidad. De pequeña, en el colegio, tuve grandes amigas, de las cuales conservo dos. Vivimos en ciudades diferentes y nos vemos poco, pero seguimos en contacto y cuando estamos juntas parece que no haya pasado el tiempo. Yo las sigo viendo igual que siempre, no me cuesta nada entenderlas.

Para estudiar la carrera tuve que cambiar de ciudad y estuve viviendo en una residencia universitaria, donde hice un grupo de amigas con las que lo pasé realmente bien. Fueron unos años que recuerdo buenísimos, de mucho aprendizaje en todos los sentidos, no solo el académico. Trasnochar, jugar al mus, quedarte hablando y fumando en el cuarto de una amiga hasta las tantas, leer libros diferentes, conocer personas diferentes, formas de vivir muy distintas a las de mi familia… De esa época mantengo contacto frecuente con tres amigas.

Luego llegó el mundo laboral. Los primeros años de trabajo fueron muy intensos, trabajaba en una consultora de proyectos y horarios imposibles. Los compañeros de mi primer equipo se convirtieron en amigos, todos éramos recién licenciados, sin experiencia, sin cargas ni obligaciones, con muchas horas para currar y muchas ganas de salir de copas. Con ese grupo seguimos quedando a cenar una vez al año, pero la relación cercana la mantengo con mi amigo O., con el que hablo habitualmente, y quedamos con nuestras familias, que por suerte también encajaron bien. También es de esa época mi amiga A., que es con quien tengo más relación actualmente, porque tenemos hijos de edades similares.

Es como si de cada época, hubiera conseguido quedarme con una pequeña muestra.

Lo que noto hoy en día es que me he vuelto mucho más individualista de lo que era. Sigo apreciando a mis amigos, tanto a los antiguos, como a ligeras amistades recientes a las que me unen circunstancias comunes. Pero no los necesito. Valoro mucho más el tiempo de soledad, o para estar en familia.
En ese sentido el acercarme al mundo bloguero cambió algo en mí que se estaba como atrofiando, porque de pronto sí sentí curiosidad por personas a las que leía, y me inspiraban y aprendía de ellas. Sentimientos que hacía años que no sentía.

Lo que tengo claro es que para triunfar en la amistad, como para casi todo en la vida, se necesita una combinación de:
- Habilidades: no todo el mundo tiene la facilidad de hacer amigos o la intuición para identificar gente afín. Esto de hacer amigos se te tiene que dar bien. Podrás mejorarlo a base de ganas, pero no es igual que cuando sale de forma espontánea
- Suerte: es fruto del azar el compañero de pupitre que tienes en el cole y la gente que va apareciendo en tu camino a lo largo de tu vida. Aunque tengas el punto anterior, si no se da la materia prima, no hay tomate.
- Ganas: hay que querer, sino es imposible. Además la amistad hay que cuidarla, hay que saber dar a cada uno lo suyo y demandarlo de la forma correcta que no agreda ni invada. Mantener los amigos es cansado, gratificante si son buenos, pero cansado.

Relacionando este último punto con el párrafo anterior en el que os decía que me estoy convirtiendo en un cardo borriquero solitario, me sorprenden las personas que mantienen intacta su sociabilidad. Mis suegros encabezan el ranking mundial en eso. Tiene tropotocientos millones de amigos, amiguetes y conocidos. Viajan mucho con amigos, que es algo para lo que yo no valgo, por ejemplo. En los viajes solo me entiendo bien con mi marido. En su casa siempre hay gente, siempre están quedando para comer, para cañas, para lo que sea. El día que les veamos a los dos solos haciendo algo sabremos que hay una nave nodriza de aliens ocupando cuerpos gallegos.

Pues mira, con la excusa del premio, ya me he marcado una disertación sobre mi concepto de la amistad. Lo que no hago es pasarlo de forma nominal, todos los que venís por aquí habitualmente y tenéis un blog, sois blogs amigos, podéis recoger el premio.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Volver

Qué duro es volver.
Volver a madrugar, a leer la prensa, volver al trabajo, a los horarios, a forrar libros, a las obligaciones.
Para una auténtica profesional de las vacaciones - podría dar cursos sobre vacacionear a conciencia - la vuelta es dolor.

Hemos estado dos semanas en Galicia, a estas alturas del verano me encanta ir al frescor gallego. El plan más repetido en nuestras vacaciones estivales es final de junio en el sur y final de agosto en el norte.
En Madrid se pasa tanto calor que la última quincena de agosto se agradece mucho dormir tapados, salir con chaqueta por las tardes y tener algún día de lluvia. Vamos a Rías Bajas, donde el clima es muy agradable en esta época, normalmente, aunque también puedes tener muchos días malos pero no es lo habitual.
Así que ha sido una quincena de no madrugar, comer bien, disfrutar de preciosos paisajes verdes. También de estar en la playa sin bañarte por la posible congelación acuática y alguna cosilla más. Pero eso son minucias para una vacacionista vocacional como yo.

El embarazo sigue su curso, ya tengo una buena panza de 6 meses y un buen lumbago que lo acompaña. Si alguien tiene un remedio infalible que hable ahora, por piedad. Miedo me da estar con este dolor hasta el final.
He empezado a tomar magnesio, buscad en google sobre el magnesio y lo mismo flipáis cómo lo he hecho yo. Resulta que la dieta actual es muy pobre en él, debido a los nuevos tipos de abonos. El magnesio es fundamental el mil procesos del cuerpo, es barato, y a lo mejor precisamente por eso, no es conocido lo fácil que es tomar un suplemento en alguno de sus formatos, en mis caso estoy tomando carbonato de magnesio. Conste que esto lo cuento porque al comentar del embarazo me he acordado, pero a este humilde blog no lo patrocina nadie, es sólo información que me ha apetecido compartir.

En cuanto a mis hijos, en las vacaciones lo han pasado genial y han estado muy simpáticos. No he apuntado ocurrencias o momentos divertidos, y como ando bastante con cabeza a pájaros ahora mismo solo recuerdo alguna de mi hijo:
- una es cuando me preguntó muy serio: "mamá, ¿no existirá la baja hermanal?, podrías preguntar porque igual que hay baja maternal, yo me quedaría en casa encantado cuando nazca la hermana".
Este niño piensa siempre en la misma dirección.
- otra una mañana estaba muy a buenas con su hermana, y le dijo que le iba a dedicar una canción. Tras unos minutos pensando nos suelta, ya tengo el principio: " los hermaaaanoos son parientes muy cercaaanooos". Casi muero de la risa.

Y nada más por hoy, que después de tantos días sin ver un teclado, necesito ir poco a poco...