jueves, 29 de agosto de 2013

Diferencias y curiosidades USA - España

En la última entrada, cuando comentaba sorprendida la “supuesta diferencia” entre España y USA en la que se fijó mi hija, Inmagina me pidió que contara esas diferencias que, a diferencia de mi hija, cualquiera vería.

Es muy curioso lo que me ocurre cuando viajo, y es que presto muchísima atención a los detalles. En mi vida normal soy un despiste andante, es como si una parte de mi cerebro de forma autónoma, decidiera que aquí ya está todo visto y no presto atención. Esto me lleva a situaciones surrealistas como descubrir que han abierto una tienda al lado de mi casa cuando lleva 8 meses abierta. Suelo cruzarme con padres del colegio, o con mi propia hermana por la calle, sin darme cuenta. Vamos, que parezco gilipoyas. De hecho a veces para no parecerlo tanto ante la sorpresa de la persona con la que me acabo de cruzar sin verla, me invento que necesito gafas y que a veces no me las pongo y por eso no veo a la persona en cuestión.
Sin embargo en cuanto viajo, se me activan las antenas que es algo increíble. Lo mismo me da que sea un viaje a Cuenca, que a San Francisco, de pronto lo veo todo.

Tras esta larga introducción, paso a hacer mi censo de pequeñas diferencias detectadas cuando he viajado a los Estados Unidos (no solo en esta última ocasión):
-          Los enchufes son diferentes. Esto lo ve cualquiera ya que no te funciona ningún cargador, ni el secador de pelo que tan previsoramente metiste en la maleta. En los 90 este hecho no tenía tanto impacto y recuerdo no haber comprado adaptador, pero ahora que vamos cargados con el iphone, el ipad, la cámara, el mp4 de los niños, y no se cuantos aparatos electrónicos e innecesarios de los que somos medio dependientes, se hace necesario un adaptador para poder cargarlos por las noches.
-          Unidades de medida. Tanto las distancias como la temperatura se convierten en un gran misterio.
¿Qué tiempo hace?75 grados Farenheit.  -> Catalina se llama la novia. Me quedo como estaba sin saber si saco los pantalones cortos o los vaqueros 
¿Y mañana?85 grados Farenheit. -> Puf, no me digas más.
-          Banderas del país por todas partes. Como bien apuntaba Dolega en uno de sus comentarios, el americano da igual de que ideología u origen sea, está orgullosos de su país y luce su bandera a la primera de cambio.
-          Pegatinas en el coche y en las ventanas de las casas, haciendo campaña del partido político al que votan. Esto tenía que haberlo metido en el último Sobre mis hijos. Les estábamos contando a los niños esta diferencia con España donde el voto es mega secreto, y el niño comentó: “pues que digan a quien han votado no sirve para nada, porque no dicen por qué le han votado”. Me imaginé las pegatinas de los coches seguidas de un tocho de explicaciones de por qué votan al partido en cuestión y casi me da un ataque de risa.
-          En las habitaciones de los hoteles siempre tienen una cubitera vacía con dos vasos y una cafetera eléctrica. Además en el pasillo de los hoteles casi siempre encuentras una máquina de hacer hielo. Lo de la cubitera y el hielo no lo pillo, pero la cafetera es muy útil, eso de levantarme y tomar un café antes de ducharme a mi me chifla.
-           En un cajón de la mesilla del hotel siempre encuentras una Biblia. Copio la explicación que me dio Dolega a este hecho: “La Biblia es un clásico en TODOS los hoteles. Las biblias son donadas por Gideon Internationaldesde 1908. Desde 1908, hasta la fecha, se estima que Gideon International ha dejado más de 1.8 mil millones de Biblias en hoteles de Estados Unidos y más de 190 países, las cuales son pagadas gracias a donaciones. De acuerdo con datos de la Asociación, el 25 por ciento de las personas que se hospedan en un hotel, leen la Biblia durante su estancia, y cada libro tiene una vida de seis años”.
-          Es fácil encontrar “coin laundry” o “laundromat” con lavadoras y secadoras que funcionan con monedas, y venden monodosis de detergente y suavizante.
-          No hay persianas. Eso para mi es dolor. Y no solo pasa en EEUU, ¡pasa siempre fuera de nuestro país!. Cómo no hemos sido capaces de exportar algo tan maravilloso como es una persianita, que la bajas para dormir bien, para que no entre ruido ni luz. Por Dios, no se duerme igual sin persiana, vas a comparar…
-          Encuentras fácilmente trabajadores octogenarios. Es habitual verlos vendiendo tickets, vigilando filas, etc. en parques temáticos, acuarios, cines… Supongo que un país con un sistema de protección social tan endeble, propicia el que mucha gente necesite trabajar hasta muy mayor, pero el lado positivo es que al menos existe la posibilidad de trabajar. En España a este paso nos vamos a quedar sin lo uno (pensiones) ni lo otro (trabajo). También creo que entre mandar a la gente a su casa prejubilada con 52 años como acaba de pasar en la Entidad (financiera) para la que trabajo, cuando muchos están en su mejor momento de rendimiento profesional, y tener que trabajar con 80 años cuando deberías estar tranquilamente en tu casita, debe haber un sano punto intermedio.
-          Cuando viajas por carretera también se ven miles de diferencias: camiones enormes y preciosos, me encantan esos colores rojo brillante o azul cielo, con esas cabinas delanteras redondeadas; parecen como de juguete. Los coches en general son muy grandes, aunque esto no ocurre en San Francisco, donde vi muchos Mini y coches tipo los europeos. También se ven muchos moteros en sus Harley. El tipo de pueblos y viviendas que se ven no tienen nada que ver con los nuestros. En general, las vistas desde la ventanilla del coche son muy diferentes a las que se ven viajando por España.
-          Cuando llegas a un restaurante te suelen poner sin preguntar vasos de agua llenos de hielos para todos, y durante la comida te los van rellenando en cuanto se quedan vacíos.
-          En los sitios de comida rápida, esto es: las dos mil versiones de mc donalds, sitios de comida mejicana, de ensaladas, de sándwiches, etc. es muy habitual que no vendan ninguna bebida con alcohol, ni siquiera una cerveza, porque no tienen licencia para vender bebidas alcohólicas.
-          A todas horas hay gente comiendo. Esto también pasa en sitios turísticos de cualquier lugar.
-          Los precios siempre son sin impuestos.
-          Las propinas, ufff, eso da para una entrada. Hay que dar propinas en todas partes. Nos han llegado a poner un sobrecito encima de la cama por si queremos dejar propina a la limpiadora de la habitación. A mi me parece una pasada que a los precios que has visto en la carta tengas que sumar los impuestos y las propinas, que suelen ser entre el 10% y el 25% de la cuenta.
-          El americano es muy conversador. Lo de que en España somos abiertos, me da la risa, je. Cualquiera se te acerca a saludarte, a preguntarte de dónde eres, qué has pedido para comer, a qué estas jugando... Mi hijo llegó a comentar indignado: “aquí no hay quien desayune tranquilo, todo el día hablando, y ¡encima en inglés!”. Como un viejillo cascarrabias a los 8 años, pero lo cierto es que yo estaba pensando lo mismo…
… Y hay más diferencias, pero ya me he cansado de escribir… así que bienvenidas son vuestras aportaciones!


miércoles, 28 de agosto de 2013

Sobre mis hijos XVII

El ultimo censo de grandes momentos con mis hijos:
  • Parque Yosemite, EEUU, un sol de tres pares
-          Hijo, ponte la visera – esa soy yo en el quinto intento de evitar una insolación -
-          Que nooo, que el ser humano ha nacido para vivir en naturalidad, el pelo hace de visera – ese es el niño mejorando el arte de desobedecer que ya tiene muy depurado -

  •  La niña. Cuando ya llevábamos dos semanas de viaje por EEUU, un país con muchísimas diferencias con el nuestro, la niña comenta: “lo que más me llama la atención de este país es que todas las niñas guapas que he visto, iban mal vestidas, y la mayoría de ellas, con gafas”.

¿Y que contestas a eso?, pues que no se de qué me está hablando… Que los enchufes sean distintos, se utilicen millas y grados Fahrenheit, no haya persianas, abunden las banderas, haya trabajadores octogenarios, biblias en los hoteles, los coches sean más grandes… ¡nada de todo eso no le llamó la atención!??!!

  • Llegando de Urgencias a casa a la 1 de la mañana, el niño pregunta la hora y ante la respuesta contesta: “uyyy, con esta hora tan tarde nos va a dar un yetblag seguro” Desde que han aprendido que no se duermen por las noches por el jet lag, usan su versión del palabro con frecuencia.

  •   Mi hijo no entiende el concepto de la humildad, confirmado con esta anécdota. En plena de cena en un restaurante, tras unos minutos pensando en silencio nos cuenta: “mamá es la más humilde de la familia. Ella nunca coge comida de mi plato, aunque la pregunte si quiere probar siempre dice no gracias. Pero papá… puf papá, primero se me queda mirando el plato, luego me pregunta si está bueno, luego dice que tiene buena pinta, y al final me dice que lo quiere probar. Mamá es mucho más humilde.”

martes, 27 de agosto de 2013

De lecturas e Igualdad

Una de mis rarezas es que en verano leo bastante menos que en invierno. A pesar de tener más tiempo libre, tiendo a quedarme más tiempo ensimismada, con mente en blanco o mirando a mi alrededor, cosas que en otro momento no me llamarían tanto la atención, tipo las ramas de un árbol y paridas así.

En las 3 semanas que hemos viajado por EEUU solo he leído un libro, especialmente elegido para que no me impactara: La sombra de la sirena de Camilla Lackberg. Como ya he leído casi todos los anteriores, sabía lo que me iba a ofrecer este libro que era justo lo que me apetecía. Ya comenté hace un año aproximadamente lo que pienso de esta escritora. Sus historias son entretenidas, y obviamente tiene el mérito del que escribe y le leen, pero no me apasiona, repite siempre el mismo modelo tanto en la forma de narración como en lo que cuenta.

En esta ocasión me he dado cuenta de algo que me crispa un poco de sus libros y es que la protagonista me cae mal. No se si le pasa a alguien más que a mi, pero hay personas que me da rabia que me caigan mal, porque objetivamente no veo claros motivos, y sin embargo hay algo en ellos que me resulta cargante. Ese es el caso de la protagonista. Así que he decidido buscar los motivos objetivos por los que me cae mal, y he encontrado algunas cosas que me resultan cargantes de ella. 

Os cuento: uno de ellos es que vive sus embarazos como quien está pasando la escarlatina.
Conste que esta que os escribe no disfrutó nada del momento embarazo, me sobraron 8 meses de los 9, a mi la maternidad me gusta desde que salgo del paritorio. Eso es una cosa y otra es lo de esta mujer que se siente tan pesada, con órganos internos tan comprimidos que solo puede quedarse en casa deambulando, comiendo y poniendo los pies en alto. Se supone que como mujer me he de identificar con ella y sin embargo  me pasa justo lo contrario. En este último libro esta embarazada de gemelos y ya tiene a la niña mayor yendo a guardería. El que se levanta para vestir y llevar a la niña a la guarde es el padre, que luego se va a trabajar de poli y por la noche vuelve y hace la cena. 

A mí las desigualdades en las parejas me sacan de quicio.
Yo entiendo que uno de los dos (me da igual que sea el hombre o la mujer) salga a trabajar fuera y el otro trabaje dentro de casa. También entiendo que los dos trabajen dentro y fuera de casa, en partes lo más homogéneas posibles. Pero que solo uno de los dos trabaje fuera y dentro de casa, me saca de quicio. Y esto es algo hoy en día que solo escama si es la mujer la que está explotada por el marido. Pero en los casos, que los hay, que tengo uno por desgracia muy próximo a mí, en los que la mujer no la rasca y el hombre sí, a todo el mundo le parece que son una pareja moderna y lo enrollado que es él. Pasar de un error a otro por posicionamiento extremo opuesto no es la solución.

Otra cosa que me cae mal de ella, aunque de sentido a las novelas porque es ella quien resuelve los casos y no el pobre pringado del marido poli que trabaja fuera y dentro de casa, es que ella no tiene energía para quedarse con la niña, ni para hacer la cena, pero la pava se casca 200 km de ida y vuelta en coche, para investigar/resolver los casos de su marido, y sigue como una rosa. Súper creíble.


Que todas somos chungas muchas veces como personas en general y como mujeres y madres en particular, pero de ahí a hacer apología de ello va un trecho. La chunguez se lleva con dignidad pero con más discreción, por favor.

lunes, 26 de agosto de 2013

Impaciencia

Si hay algo de lo que me arrepiento profundamente es de lo impaciente que he sido toda mi vida. A los cinco años estaba impaciente por tener ocho, recuerdo la sensación con total nitidez, el ocho era mi número favorito y por esas conexiones que tienen los niños, pensaba que en mi número favorito todo sería bueno. Recuerdo la impaciencia porque salieran notas de exámenes. Impaciencia porque terminaran los meses de embarazo, porque mis hijos ya no necesitaran pañal, porque empezaran unas vacaciones, porque se resolviera el caso del libro de misterio que estaba leyendo. Siempre impaciente.

¿Para qué esa impaciencia? ¿Para que ese desgaste que produce el deseo de que el tiempo avance a otro ritmo? De pronto he sido consciente de lo rápido que pasa todo. Me sorprendo continuamente con mis 40 años recién cumplidos. Me lo repito mucho: 40 años. Y no me lo creo. No tengo ninguna crisis existencial, ni me molestan mis años. Estoy feliz de cumplirlos porque la alternativa sería estar muerta. Pero a la vez pienso ¿cómo es posible?, ¿cómo ha pasado todo tan rápido?. Hay una parte fundamental de mi que siento igual que cuando a los 4 años me columpiaba tan fuerte que creía que algún día saldría volando, igual que cuando salía con mis amigas a bailar toda la noche, igual que cuando llegué del hospital con mi hija recién nacida, igual que con 20 años, igual que siempre. Pero lo cierto es que no es así, todo va cambiando y acabándose.

Ahora no quiero ser impaciente, quiero que todo vaya despacio. Quiero disfrutar del paso lento del tiempo, que tarde todo mucho, que me permita quedarme con la mirada perdida recordando lo que he hecho ese día, o lo que han dicho mis hijos… porque como dice la canción: pasa la vida, igual que pasa el tiempo cuando el rio busca al mar.


Sin noticias de Gurb

Esto que os voy a contar, vais a creer que me lo he inventado, pero es cierto total.
Tengo la costumbre de releer al azar hojas de libros que ya he leído. Abro un libro, o ahora que tengo muchos en versión digital abro un fichero, y leo las páginas que tengo delante. A veces hace tanto tiempo que leí el libro en cuestión que lo que leo me suena a chino mandarín antiguo y otras veces resulta que recuerdo perfectamente ese pasaje. Costumbres tontas sin importancia. Tampoco es algo que haga todos los días, pero de vez en cuando me da por ahí.
Bueno, pues hoy me ha dado por abrir por la página 63 de mi versión en pdf de “Sin noticias de Gurb” de Eduardo Mendoza y lo que releo es:

Ceno solo en el restaurante chino de la esquina. Puesto que soy el único comensal, el dueño del establecimiento se sienta a mi mesa y me da conversación. Se llama Pilarín Kao (lo bautizó un misionero desaprensivo) y es natural de Kiang-Si. De niño emigró a San Francisco, pero se equivocó de barco y llegó a Barcelona. Como no ha aprendido el alfabeto latino, todavía no se ha percatado de su error, ni yo hago nada por sacarle de él. Se ha casado y tiene cuatro hijos: Pilarín (el primogénito), Chiang, Wong y Sergi. Trabaja de sol a sol, de lunes a sábado. El domingo es su día de asueto y lo dedica a buscar el Golden Gate (en vano) en compañía de toda su familia. Me dice que su ilusión es volver a China; que para eso trabaja y ahorra. Me pregunta a qué me dedico yo. Para no liarle, le digo que soy cantante de boleros. Ah, a él le gustan mucho los boleros, dice, porque le recuerdan a Kiang-Si, su añorada patria. Me invita a una copita de aguardiente chino, que él mismo fabrica destilando lo que la clientela se deja en los platos. Es un líquido de color marrón, algo espeso, de sabor indefinible, pero muy aromático.
                                               *****
Aparte de hacerme reír como siempre, me sorprendo porque desde que volví del viaje encuentro referencias a San Francisco por todas partes. Ya se que eso suele pasar, igual que cuando estás embarazada solo ves embarazadas, cuando te compras un coche, solo ves ese coche, porque focalizas tu atención en lo que te interesa. Pero de todas formas ¡¿qué probabilidades había de que Eduardo Mendoza mencionara a San Francisco y el Golden Gate?!, por Dios, no lo recordaba en absoluto.

Leyendo lo que acabo de escribir… (algo que no debería hacer nunca para evitar vergüenza no ajena), bueno, tal vez he exagerado en la primera frase y no es algo tan alucinante. Pero a mí me lo ha parecido.

domingo, 25 de agosto de 2013

Del Sequoia Park a Las Vegas

Prosigo el relato viajero: de nuestra relajante sesión de naturaleza partimos rumbo a Las Vegas. El trayecto de viaje en coche más largo que hicimos. Además justo cuando marido y yo habíamos terminado de elaborar una teoría sobre lo bien que conducen en USA y lo civilizados que son al volante, pudimos comprobar en carnes propias cómo se iba todo el desarrollo teórico a hacer puñetas.

A 150 millas del destino, la Interestatal 15 estaba más atascada que la M30 en sus mejores momentos. Cuando llevábamos 10 minutos parados aquello enloqueció. Coches que intentaban adelantar por el arcén, otros salían en pleno desierto, campo a través a buscar carreteras secundarias, algunos de ellos quedando atascados en la arena. Un caos de dar autentico canguelo. Hasta que en cuestión de minutos aparecieron la Highway Patroll y varios coches de San Bernardino County Sherrif y no veáis lo poquito que tardaron en poner orden. Je, ahora me rio, pero hubo unos segundos de pánico en plan: qué hago yo con unos niños tan pequeños en mitad del desierto camino a Las Vegas y con este tinglao, que seguro que varios de estos llevan armas en sus coches. Ya veía los titulares: padres desaprensivos llevan a sus hijos menores de edad a la ciudad del pecado, también conocida como Las Vegas, y acaban envueltos en un tiroteo por motivos aún desconocidos.

Cuando por fin, tras un viaje que se me hizo eterno, llegamos a las Vegas, la primera impresión fue decepcionante. Pero decidí no darle importancia, irme a la cama e intentar verlo al día siguiente con otra actitud. Dicho y hecho. Dentro de que es, junto con Los Angeles lo que menos me ha gustado del viaje, pues bueno, es cierto que tiene su gracia lo de los mega-hoteles donde te cascan dentro lo mismo una reproducción de la plaza de San Marcos que un parque de atracciones. No es un decir, nosotros estábamos en el Circus Circus, que es uno de los especializados en familias y teníamos un circo y un parque de atracciones en el hotel. Ellos son asín.
Celebramos el 10º cumpleaños de la niña yendo a ver el show de David Copperfield, que nos tuvo hora y media con la boca abierta. En general lo pasamos muy bien, pero visto queda, no creo que vuelva a Las Vegas.

Al tercer día partimos rumbo a Los Angeles. Os cuento mis impresiones negativas: ciudad incómoda, fea, con muchos atascos y necesario el coche para todo. Pero también es cierto que tiene cosas chulas: el Universal Studios es un mega parque temático de cine, donde además te hacen un recorrido por los estudios de grabación; Carrol Avenue tiene unas casas ideales donde se han grabado películas y videoclips (por ejemplo la casa de Embrujadas está en esa calle); y también me gustó Santa Mónica.


De allí iniciamos viaje por la costa hacia San Francisco, desde donde volveríamos a casa. Ese viaje me requetechifló. Las tres noches y cuatro días que pasamos en el Carmel fueron de ensueño. Podría vivir en el Carmel, y en general creo que en cualquier sitio de la bahía de Monterey. 
Pueblos con un encanto especial, calles, casas, comercios, galerías de arte… todo es bonito. Las playas son una maravilla, el Big Sur te deja sin aliento, Point Lobos no te lo esperas…








Estos son mis hijos jugando a las palas a última hora de la tarde en una playa, como no se les ve la cara, me animo a presentarlos:

En la bahía de Monterey tienen buen clima pero sin un calor que castigue. Todo lo que puedo decir qye hemos vivido en esta parte de los Estados Unidos es bueno. Los niños fliparon cuando fuimos a ver ballenas, hay varios barcos en el puerto que se dedican a eso: llevar turistas a mar adentro a ver ballenas, que en esta época paran muchas en esa zona a comer.

Y finalmente volvimos a San Francisco, a pasar la última noche y día. Ahí se me cayó el alma a los pies, de pensar lo rápido que habían pasado los 22 días. Tanto me angustié que me salió el herpes en la nariz, del que os hablaba en la entrada anterior. Ya se que parezco tonta, no me lo digáis, que lo se, que no tengo edad para llevar así de mal el fin de unas vacaciones. Pero lo habíamos pasado tan bien, todo el día los cuatro juntos, sin dar un palo al agua y disfrutando, que anticipar lo que esperaba en Madrid me embajonó totalmente. 

Y así sigo, con ganas ya de dormir de un tirón por las noches, de que los niños estén recuperados del todo, y bueno, a ver qué tal septiembre que tiene una pinta… porque además de lo del trabajo de marido, yo me cambio de departamento, que es algo que llevo esperando seis meses y que en realidad es muy positivo, puesto que voy a un grupo que tienen mucho trabajo, mientras que el mío actual está con un riesgo altísimo de externalización. Pero justo ahora mismo tengo tan poca energía que partir de nuevo a aprender un nuevo trabajo, a adaptarme a nuevo jefe, etc etc. Bueno, nada, tonterías mías…

Yosemite en fuego

Estoy conmocionada con lo que está pasando en Yosemite, se está quemando todo. Me angustia demasiado para comentarlo, os dejo algunos enlaces por si os interesa:
“Yosemite fire one of the largest in California history”

“El fuego alcanza el Parque Nacional de Yosemite y arrasa 42.000 hectáreas”

Qué peli tan cachonda

"Qué peli tan cachonda" es lo que comentó mi hijo, al menos cuatro veces, mientras veíamos El llanero solitario. Y me doy cuenta de que es el mejor resumen para describir la película.

El sábado por la tarde marido tuvo que trabajar y con el plantel de lesiones que tenemos el resto, no estábamos de piscina, elegimos ir al cine y fue ¡un éxito!. La película consigue algo tan difícil como es gustar a niños y mayores. No es para niños muy pequeños porque es larga, y lógicamente habrá muchos mayores a los que no les guste, pero en términos generales creo que gustará.


jueves, 22 de agosto de 2013

Parte de lesiones

Voy a interrumpir hoy la crónica del maravilloso viaje, para daros el parte de la situación actual. Para que veáis que una de las cachondadas de la vida es que no permite que te quedes anclado en buenos momentos, no. A día de hoy:
-          Tengo un herpes en la nariz nivel 7 en la escala de Richter, me llega casi hasta el ojo. Gracias a que soy de nariz pequeña, que sino parecería Cyrano de Bergerac. Me salen desde pequeña cuando estoy cansada, pues eso. Es muy doloroso y molesto.
-          El niño tiene un impétigo en el pecho, más controlado que lo de mi nariz, pero lo mismo: cuando está muy cansado le sale, así que debe estar agotadito.
-          Anoche salíamos de urgencias a la 1 de la mañana, porque ambos empezaron a quejarse a grito pelado de fuertes dolores de tripa. Con 10 años que acaba de hacer mi hija y es la primera vez (gracias a Dios) que vamos a urgencias de madrugada. Para que diéramos crédito a que algo pasaba, imaginaros el nivel de llantos y quejas. Les hicieron placa a ambos, análisis de orina, y los dos lo mismo: un parón intestinal. Según la doctora es relativamente frecuente en niños en verano, porque con los cambios de temperatura de calor-aire acondicionado, se les para el tránsito. Les pusieron enema y parece que la cosa marcha. Pero el susto no nos lo quita nadie. El susto y el agotamiento, porque no se por qué leches no cogemos el ritmo de sueño. No recuerdo haber tenido un jet lag tan largo en toda mi vida.
-          Marido tiene un pico de trabajo que hace que esté currando de 8 a 8 todos los días. Además en septiembre va a estar viajando todo el mes, tiene que ir por trabajo a China, Korea, Bruselas y Milán.
-          Ir a la oficina cada mañana me está suponiendo un esfuerzo titánico…, pero siempre dando gracias por tener trabajo, of course.
En fin, no me parecía bien seguir contando cosas tan maravillosas y jiji jaja, con la que está cayendo ahora mismo en casa. Ya se que no son cosas graves, pero todas juntas, cuando no duermes bien, se hacen bastante pesadas, qué queréis que os diga.

Un beso

miércoles, 21 de agosto de 2013

De San Francisco a Yosemite

Salimos de San Francisco, mucho sol, carretera de mucho camión precioso y enorme, mucha Harley y sobre todo, muchas banderas en casas, pueblos, comercios. Si viajas a EEUU y te das un golpe en la cabeza, cuando recuperes el sentido, antes que recordar tu nombre sabrás dónde estás. Es seguro que tendrás cerca una orgullosa bandera americana ondeando al viento. Tengo que hacer un censo de pequeñas diferencias con España y el uso de su bandera encabezará la lista.

Una cosa que no comenté antes es lo práctico que resulta todo en ese país. Por ejemplo, dejamos SF con la ropa que allí usamos lavada porque encontramos cerca lo que llaman Coin Laundry, que son las lavadoras y secadoras que usas con monedas. Y esta operación la repetimos en cada parada de la ruta. Son esos pequeños detalles que te hacen la vida más fácil, como tener cafetera en las habitaciones de los hoteles, ah! y siempre una biblia en un cajón, que te puede dar un ataque de religiosidad a las 3 de la mañana y ahí la tienes siempre disponible (esta frase es coña, por si alguien nuevo me está leyendo).

Sobre la preciosidad y la naturaleza que te inunda en Yosemite, he pensado que mejor que hablar yo que lo hagan estas fotos que hice allí:
-          Llegando por la carretera


-          Vistas desde la ventana de nuestra habitación


-          Piscina donde refrescarnos cuando volvíamos de caminar por las tardes


-          Muchos animales



-          Paisajes maravillosos
 




Además de Yosemite vimos el Sequoia Park, otra maravilla. En total cuatro días muy disfrutados de parques. Marido sufrió por no poder estar un mes completo solo de parques ya que nos quedó muchísimo por ver. El se imaginaba con sus ex compañeros de Montes acampando en los parques…

A mi me sentaron de maravilla, me relajaron mucho. El plan era desayunar fuerte y salir a disfrutar de los paisajes y caminatas desde primera hora hasta las 3 o 4, comíamos fruta en alguna zona de picnic, y volvíamos al hotel a darnos un baño en la piscina. A las 6 o 7 cenábamos, varios días de barbacoa hecha por nosotros, porque otra cosa que tienen allí es que casi todos los hoteles rurales de allí (Lodge le llaman ellos, no se cómo traducirlo porque en realidad no son hoteles, son cabañas, o…) tienen barbacoa disponible para que usen los clientes.

Continuará...

martes, 20 de agosto de 2013

La costa oeste de EEUU (I) – San Francisco

Durante el viaje, mentalmente pensaba unas entradas chulísimas para contaros el viaje. Ahora que estoy aquí con el teclado delante tengo la mente casi en blanco. De verdad que lo del jet lag no tiene nombre, el destroce mental que genera está muy infracomentado. En fin, allá voy y que sea lo que Dios quiera… 

Todo empieza en realidad meses antes, cuando decidimos materializar la idea del viaje de la que ya habíamos hablado muchas veces. Una cosa muy buena que tenemos marido y yo, es que nos encanta viajar de la misma manera, relajadamente, sin atosigarnos a ver cosas, sino en función de lo que el cuerpo vaya pidiendo. Desde que nos hicimos novietes, con veintiún añitos, hemos viajado mucho, primero por España, luego Europa, luna de miel en Australia... y cuando nacieron los niños seguimos en la misma dinámica, pero acoplándonos mucho al horario y ritmos de un niño. Voy al grano que me disperso. Hace meses, durante la convalecencia tras la operación de marido, decidimos celebrar los 11 años de casados, mi 40º cumpleaños, el 10º de la niña y en general que la vida nos sonríe, regalándonos este pedazo de viaje. Buscamos mucho en internet: blogs de viaje, webs especializadas, etc. Fijamos la ruta, el tiempo, reservamos hoteles y coche. Lo pasamos bomba esas horas tumbados con el portátil leyendo, imaginando, anticipando. Y finalmente llegó el día y partimos rumbo a San Francisco, con escala en Chicago. 
El viaje tan largo en avión para mi es un infierno. No me mareo ni me da miedo, pero sí mucha impaciencia y hasta algo de claustrofobia. Por suerte soy la única de los cuatro que lo pasa mal. Los otros tres duermen, leen, ven películas, vuelven a dormir… da gloria verlos.
Un inciso: tengo la idea de que viajar con niños, en general, es mucho mejor de lo que la gente piensa. No solo ocurre con mis hijos. Muchas veces he oído a gente comentar sorprendida lo bien que había ido el viaje a pesar de que el hijo/a era muy pequeño. Respetando sus horarios de sueños, comidas, y haciendo planes a su nivel también claro ( si les llevas a ver teatro ruso experimental palman), los niños se adaptan casi mejor que los adultos y están dispuestos a incorporar con normalidad muchas cosas nuevas.

Llegamos a San Francisco por la noche, cogimos el coche de alquiler, y tras un breve periplo perdidos por sus calles, llegamos al hotelito (La Luna Inn) donde pasamos las 5 noches siguientes. A las 6 de la mañana, fruto uno de los múltiples efectos del jet lag de los huevos ya estábamos todos más despejados que si fueran las 12 de la mañana. A las 9 de la mañana ya estábamos emocionados y hartos de esperar a que el Big Bus Tour empezara su ruta. Un acierto empezar cogiendo este tipo de Bus turístico, porque nos permitió ir sentaditos viendo todo San Francisco, con unos auriculares que te explicaban los barrios por donde pasabas. Te podías bajar y subir cuando querías.

Primera impresión de San Francisco: fantástica. Impresión confirmada en los siguientes días. 

Es una ciudad preciosa, con mucha vida y mucho estilo propio. Barrios de lo más variopintos:
- el barrio chino para comprar regalitos y pasear,
- el Little Italy para comer pasta buenísima,
- el puerto - Fishermans Warf - con los muelles numerados (pier 1… pier 39…) y con muchísima vida, incluida la marina, para deleite de mis hijos hay leones marinos. Además coincidió que era la copa América, así que estaba especialmente concurrido, con conciertos, etc.
- Union Square y al rededores para comprar, coger el tranvía, pasear, comer.
- El distrito financiero con sus rascacielos.
- Cruzar el Golden Gate y hacerte fotos con el de fondo. Pasear por el parque Golden Gate, una versión muy mejorada del Retiro de Madrid, donde además puedes ir al precioso Jardín japonés y al museo de Ciencias. A mis hijos les gustó especialmente el museo de Ciencias, que tiene un acuario alucinante, un mariposario y mil cosas que ver.
- Muy cerca de San Francisco y que nos gustó conocer: el Muir Wood – un parque de sequoias gigantes – y Sausalito – un pueblecito precioso donde comer muy buen pescado.

Estuvimos los cinco primeros días y el último pasando noche antes de volver, y tengo la impresión de que me han faltado muchísimos días en esta ciudad. Me encantó.
Siempre que he ido a EEUU, la primera vez cuando tenía 17 años, he tenido la impresión de que todo tiene un aire a conocido. Nos hemos hartado a ver en sus películas sus casas, camiones, semáforos, policías, calles… Sin embargo en San Francisco no me ocurrió eso. Excepto la imagen del Golden Gate y un par de momentos de calle con cuestas y tranvía, el resto me resultó novedoso. Me chocó ver tanta gente deportista, corriendo, en bici, vimos mucho cuerpo atlético y poco sobrepeso. Otro inciso: hay que tener en cuenta que es una visión muy parcial, muy sesgada, de turista que pasa unos días en una ciudad y que por lo tanto no llega a conocer de verdad ni a la ciudad ni a sus habitantes, simplemente expreso mis impresiones.

Se puede comer muy bien en San Francisco, hay mucha variedad de restaurantes y supermercados, mucha comida orgánica, biológica y de muchos países. Descubrí un vino californiano que me ha encantado, de uva zynfandel. Solo dos cosas no tan positivas: gastamos más de lo que pensábamos y no teníamos que haber alquilado el coche hasta el día que nos íbamos de San Francisco. En la ciudad te puedes mover perfectamente con transporte público, caminando y taxis. Mientras que el día que nos movimos con el coche nos gastamos una pasta en parkings.
Acabo de recordar una frase que leí en la calle: “Don´t call it Frisco. Don´t call it summer”-> “No lo llames Frisco. No lo llames verano”. En San Francisco rara vez suben de 21 grados, así que el verano no es caluroso. Para poder caminar y conocer la ciudad es una temperatura estupenda. Íbamos preparados con vaqueros y sudaderas, y a caminar, bajo el cielo a ratos nublado a ratos de un azul radiante. Ya os hablaré de Los Angeles donde es justamente lo contrario, atascos, calor, y yo al menos no encontré el estilazo propio que tiene San Francisco.

Me encantó despertarme el día de mi cuarenta cumpleaños en San Francisco.
Continuará…

(Copio algunas fotillos de las que hice en SF, lamentablemente sigo siendo una rancia en lo que respecta a subir fotos en las que salgamos, que son precisamente las mejores, así que por ahora solo puedo enseñaros esto..)






lunes, 19 de agosto de 2013

He vuelto!

Solo paso a saludar y deciros que volvimos del viaje ayer, así que hoy seré breve porque el jet lag no me permite otra cosa. Qué torrija tengo con esto del desfase horario. En cuanto me centre escribo del viaje que estoy deseando compartir con vosotros. Ha sido toda una experiencia, lo hemos pasado de maravilla y cada uno traemos una parte del viaje como favorita:
  • San Francisco y bahía de Monterey es lo que más me ha gustado a mí. Dolega me acordé de tus palabras, qué buen gusto tienes amiga, lo de Carmel es otra dimensión.
  • Yosemite es lo que más ha disfrutado marido, como buen ingeniero de montes que es
  • Las Vegas lo que más les ha gustado a los niños. No se han convertido en ludópatas, tranquilos todos. El hotel era uno de los más preparados para familias, había espectáculos de circo de continuo y un parque de atracciones dentro, como lo oís, las Vegas es así, una locura.


Todos coincidimos que lo que menos nos ha gustado ha sido Los Angeles.

Y hasta aquí puedo contar por hoy, espero que a pesar de la larga ausencia por estos lares, alguien siga por ahí. Yo he echado de menos escribir y leer blogs, así que procedo a ponerme al día con los vuestros!.

Un beso